19/9/12

Teclado

Aguardo en la acera apoyado en el teclado Casio como si se tratara de un extravagante bastón. Enseguida se acerca una niña gitana de unos seis años. Todavía está a algunos metros cuando me llama de ese modo al que nunca me acostumbraré.

- ¡Señor! ¿Puedo tocarlo, señor?

-No se puede tocar. Está desenchufado.

Sin embargo ella ya lo está tocando. Parece que no quiere dejarse ninguna tecla ni ningún botón.

-¿Por qué no suena?

-Ya te lo he dicho, está desenchufado.

-Entonces, ¿para qué lo quiere?

-¿Que para qué lo quiero? Bueno, cuando quiero tocarlo, lo enchufo.

-Pero, ¿por qué lo tiene aquí?

-Es que se lo van a llevar.

-¿Se lo van a llevar? ¿Quién, la policía?

-¡No, hombre!

-¿La ambulancia?

-Se lo va a llevar una sobrina mía. Se lo regalo.

-¿Y dónde está tu sobrina?

-Ahora vendrá.

-¿Cómo se llama?

-Julia.

-¿Y el resto de tu familia?

-Su hermana se llama Violeta. Sus padres, Alberto y Laura.

-¿Y los demás?

Alguien me grita. En la esquina, un poco más allá, me hace señas mi cuñada. Comienzo a alejarme con el teclado bajo el brazo.

-¡Lo vas a tirar! -suelta la niña con la mirada llena de esperanza.


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