21/6/16

Salva el Ártico

En plena campaña electoral, un comando de asesores aconseja al gobierno atenuar su imagen conservadora participando en una acción ecologista contra el cambio climático. Así pues, el presidente y sus ministros, cartera en mano y corbata al cuello, se plantan sobre una placa de hielo a la deriva para poner de relieve el acuciante peligro al que se enfrentan a diario osos polares y pingüinos desurados,  comprometiéndose bajo notario a no ponerse a salvo en la zodiac desde las que se les filma en todo momento hasta obtener un mínimo apoyo de la ciudadanía, que esperan recibir en forma de cascada de SMS. 

Tras un sonoro plop, la placa de hielo ha pasado a flotar por debajo de la superficie, y los miembros del gobierno se miran de soslayo sin dejar de sonreír a las cámaras. No se sabe si por recomendación de los asesores de imagen o si porque se les están escarchando los pies.

Hay quien asegura que es la peor campaña posible para salvar el Ártico.

12/6/16

Desabastecimiento

La imagen es desoladora: una fila interminable de familias, los niños apagados y pegajosos, colgados del cuello de sus padres, mientras estos los distraen del sudor, del opresivo apretujamiento, con palabras dulces y canturreos al oído, pisoteando la impaciencia con pasitos de baile al son de la melodía silenciosa de la desesperanza. 

Una absoluta vergüenza que esta imagen se repita una y otra vez en un país supuestamente civilizado como España, la fila tan lenta como un cercado de estacas, la espera tan larga que permite seguir la trayectoria del sol, asistir desesperado al deslizamiento de las sombras. Qué humillante verse obligado a guardar esa cola educadamente, sin permitirse apenas un gruñido, todo por los niños, para  no destruir la ilusión de normalidad, para evitarles el sufrimiento de comprender que en un mundo mejor, en uno más justo, no tendrían que estar ahí media tarde para montar en la atracción de los coches de Dora la exploradora.