13/11/21

Breton

Googlear la palabra Breton con el objetivo de ver el rostro del creador del Surrealismo, y encontrarme con imágenes de un perro y de un asesino condenado por matar a sus dos hijos. Surrealismo, en efecto.

11/9/21

Noctario

Que alguien te cuente un sueño es una pesadilla, dice Ramón Eder. Y además, es una mentira. O una verdad a medias, que no es lo mismo pero es igual. Me estoy dando cuenta estos días en que he decidido recuperar uno de mis hábitos infantiles,  mi primera aproximación a la escritura: la narración de sueños.

Los sueños son una maraña con múltiples capas en perpetuo movimiento. Al tirar de un hilo, otros desaparecen de la vista. No es sencillo ni siquiera definir un orden cronológico. Nada que sea lógico, de hecho. Los sueños se resisten con todas sus fuerzas a ser fijados y ordenados. Su narración es necesariamente una simplificación, y la mente despierta olvida, descarta, relega a las sombras ciertos pasajes, ciertas sensaciones. La imaginación rellena huecos y grietas. Narrar un sueño es traducirlo. Una traducción descabellada. No como dicen algunos traductores, llevar algo de una orilla a otra. Llevar algo de un planeta a otro.

23/7/21

Cioran

Dice Cioran en Ese maldito yo: no se habita un país, se habita una lengua. Una patria es eso y nada más. Y este aforismo, que aparentemente habla del valor de la lengua materna sobre la tierra patria, dice más, mucho más, cuando sabemos que Cioran era rumano pero escribía en francés.

Spleen

También se puede perder el tiempo de forma metódica: entregarse a la dispersión, a la inquietud, al hastío, consciente de toda la tarea que queda por delante. Como un trabajo, un proyecto personal que renuncie por sistema a la utilidad, el placer y el foco. Un esfuerzo titánico al alcance de un puñado de mentes privilegiadas, ¿quién puede perder el tiempo todo el tiempo?

14/7/21

Mapas

Amo los libros que no terminan en sí mismos, los libros que no son un destino sino un punto de partida. Libros como mapas, como estrellas en el cielo, como brújulas enloquecidas. Como agujeros negros. Con libros y canciones e imágenes orbitando a su alrededor. Como conjuros en el claro de un bosque. Libros que invocan otros libros.

19/5/21

Persiana

Ni libros, ni discos, ni spots, nada me ha hecho sentirme tan orgulloso de mí mismo como arreglar una persiana.

5/4/21

Media hora tarde

Fue bajando la calle Lavapiés cuando me llamó la atención la voz de un hombre a mi espalda. No me asusté porque era mediodía, pero el hombre gritaba y reía y se lamentaba como para hacerlo. Pensé que tal vez hablaba por teléfono con alguien, qué conversación extraña. Voy a ser famoso, decía. He escrito un libro, dijo después, y eso sí me sobresaltó. Me giré sin dejar de caminar. ¿Has escrito un libro? Famoso, respondió riendo. El hombre era de un negro denso que contrastaba con los colores brillantes de su camiseta de fútbol. Mi mente valoraba posibles orígenes geográficos: Jamaica, Congo, Camerún. Llegaba tarde y decidí aligerar el paso. Estará borracho, pensé. O loco. Estoy solito y nadie me quiere, gritó. Parecía una burla. De pronto me asaltó una idea escalofriante: el hombre no estaba borracho ni loco, sino en trance. Me acordé de aquel rito yoruba. Me pregunté si el jamaicano me estaría parodiando, si sus gritos serían una teatralización burlesca de mis bucles mentales. Pensé en girarme de nuevo y preguntarle algo, pero la calle pareció inclinarse unos grados más y me alejé de él, seguí caminando sin mirar atrás, con mi hija de la mano.

17/2/21

Pobreza

La pobreza de antes era pobre hasta en adjetivos. La pobreza era una y grande, una inmensa manta raída capaz de cubrir a todos los pobres del mundo. La de hoy, sin embargo, ha caído, como tantas otras cosas, en las redes de la fragmentación y del marketing. Ya no es una manta, sino un patchwork: tenemos pobreza energética,  pobreza infantil,  pobreza cultural, pobreza tecnológica y hasta pobreza menstrual, según he oído estas últimas semanas. Tenemos pobreza para todos los gustos, de modo que ya cualquiera podrá ser pobre en algo, incluida la élite socioeconómica, que no querrá privarse ni de eso y pronto lucirá también con orgullo su parcelita de miseria,  aunque sea de pobreza en escrúpulos. Me pregunto si la acumulación de pobrezas hará al pobre que las posee todas más o menos pobre que antes.

1/2/21

Reincidencia

Hacía mucho tiempo que no robaba nada, puede que décadas, pero el otro día fui al Lidl con prisa y prescindí de carro o de cesta para ir más rápido y, también, para contener el impulso de compra, que debía limitarse quisiera o no a lo que eran capaces de abarcar mis brazos. Sin embargo, de camino a la caja, al ver que peligraban las botellas de vino y el frasco de miel, pues cargaba además con una colección de tuppers, una barra de pan, uno gofres holandeses y unas tabletas de chocolate, opté por guardarme estas últimas en el bolsillo trasero del pantalón. Solo recordé que seguían ahí al cruzar el arco de salida y oír la alarma, pero ya era demasiado tarde, y seguí, seguí caminando con mi formidable botín,  mis dos lingotes de chocolate con almendras.

7/1/21

Amables

Dependientas, camareras, cajeras, recepcionistas, viajeras en el metro, madres en los parques, prácticamente todas las mujeres con las que pueda cruzarme un día cualquiera, sin importar apenas su físico, ¿serán conscientes de hasta qué punto el simple hecho de ser amables las hace inmediatamente deseables?

2/1/21

Fantasma

Artísticamente hablando, siempre me he sentido muy solo. Cualquiera con inquietudes creativas sabe o debería saber que es imprescindible y hasta vital estar en contacto con otras personas víctimas de las mismas pulsiones. Establecer diálogos y colaboraciones. Formar parte de una escena. Escritores, músicos, dibujantes, fotógrafos, cineastas. Los echo de menos como si me los hubieran amputado y notara aún el picor, el dolor de lo que me han quitado. O quizá soy yo el que ha sido cercenado. Quizá soy yo el miembro fantasma.