20/12/16

Delfines

Mientras la gente toma asiento para disfrutar de la exhibición, me descubro mirando las imágenes subacuáticas de unos delfines en la gran pantalla que preside el recinto. Giran, se lanzan como torpedos, danzan los unos con los otros, sonríen a cámara. Las imágenes son tan hipnóticas que tardo en darme cuenta de que en la piscina, ahí abajo frente a las gradas, asoman sus lomos los delfines en persona. Enseguida compruebo que el vídeo no es en directo, pues las zambullidas y evoluciones de los protagonistas no se corresponden con la realidad. Probablemente ni siquiera se trata de los mismos animales, hecho que no parece importarnos lo más mínimo a todos los que disfrutamos del espectáculo audiovisual, tan superior a la insípida visión de unos cuerpos grises reolviéndose en el agua.

15/12/16

Bola de nieve

He tenido que tocar el claxon para no atropellar a dos urracas que había en mitad de la calzada. Se han resistido hasta el último segundo a abandonar los restos aplastados de una paloma, o quizá de una rata. Temo que esto pueda convertirse en el inicio de una espiral infinita de banquetes y atropellos, un efecto bola de nieve de pequeñas bestias atropelladas que son devoradas por pequeñas bestias que son atropelladas que son devoradas por pequeñas bestias, y así sucesivamente, y que al final me vea obligado a ascender un montículo creciente de cadáveres de alimañas despachurradas para llegar a mi casa.

14/12/16

Vaho

Lo peor de los días fríos y húmedos no es precisamente el frío y la humedad, sino el vaho, el hecho de que el aliento de todos los que van por la calle se vuelva de pronto visible, y tener que avanzar esquivando sus exhalaciones para que no se le cuelen a uno en la boca.