Pies
De niño me fascinaban las películas de temática bíblica, pero antes o
después siempre aparecía una imagen que me producía simultáneamente
repulsión y una risita nerviosa: la de la gente tocando, besando,
lavando y acariciando los pies de los demás. Para mí era tan escandaloso
como imaginar a los apóstoles levantándole la túnica a Jesús para
besarle el culo.
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