4/2/20

7. Contact

Contact es, creo que puede afirmarse rotundamente, una película malísima, pero hay un par de momentos magistrales y que se me han quedado grabados para siempre, en la memoria, en la retina, o donde sea que se graban los recuerdos. Recuerdo a Jodie Foster viajando en su nave con forma de esfera, asegurada con todo tipo de correas y arneses, y agarrándose con fuerza a las barras junto a su asiento, muerta de miedo por el traqueteo y las violentas sacudidas, hasta que en cierto momento, guiada por una pura y simple intuición, se desprende de todos los sistemas de seguridad y la tensión, milagrosamente, desaparece, y ella queda flotando ingrávida en el centro de su nave, feliz.

Y algo similar me ha sucedido a mí hoy. Normalmente, llevo a los niños a natación y, francamente, es un suplicio. Cambiarles de ropa en un vestuario que parece una sauna, esperar media hora apenas, tiempo para nada, en realidad, y volver a preparar al otro y ayudar al primero a ducharse y vestirse de nuevo, entre el griterío general y la humedad jurásica. Sin embargo, hoy, después de ¿cuántos años van ya?, mejor no pensarlo, por primera vez se me ocurrió llevarme el bañador y meterme también en la piscina. Y puedo decir que te entiendo perfectamente, Jodie, no sabes cuánto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario