15/12/16

Bola de nieve

He tenido que tocar el claxon para no atropellar a dos urracas que había en mitad de la calzada. Se han resistido hasta el último segundo a abandonar los restos aplastados de una paloma, o quizá de una rata. Temo que esto pueda convertirse en el inicio de una espiral infinita de banquetes y atropellos, un efecto bola de nieve de pequeñas bestias atropelladas que son devoradas por pequeñas bestias que son atropelladas que son devoradas por pequeñas bestias, y así sucesivamente, y que al final me vea obligado a ascender un montículo creciente de cadáveres de alimañas despachurradas para llegar a mi casa.

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