20/12/16

Delfines

Mientras la gente toma asiento para disfrutar de la exhibición, me descubro mirando las imágenes subacuáticas de unos delfines en la gran pantalla que preside el recinto. Giran, se lanzan como torpedos, danzan los unos con los otros, sonríen a cámara. Las imágenes son tan hipnóticas que tardo en darme cuenta de que en la piscina, ahí abajo frente a las gradas, asoman sus lomos los delfines en persona. Enseguida compruebo que el vídeo no es en directo, pues las zambullidas y evoluciones de los protagonistas no se corresponden con la realidad. Probablemente ni siquiera se trata de los mismos animales, hecho que no parece importarnos lo más mínimo a todos los que disfrutamos del espectáculo audiovisual, tan superior a la insípida visión de unos cuerpos grises reolviéndose en el agua.

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