14/10/20

Ayuno

Dos días completos sin leer la prensa, sin entrar en Twitter, sin ver la televisión. Dos días sin insultos parlamentarios, sin manipulaciones populistas, sin ofendidos con antorchas, sin hashtags reivindicativos. Dos días sin anécdotas de vida o muerte. Dos días sin bulos virales, sin chistes crueles, sin comentarios sarcásticos. Dos días van en los que no he visto siquiera un fascista. Dos días sin ruido, sin agitación, sin efervescencia. Sin levadura. La actualidad es tan volátil y delicada que sin nuestro aliento y atención continuos se evapora en un instante, y queda solo la vida sencilla y corriente de uno y la de quienes lo rodean. La vida sin aditivos. Menos esponjosa, menos vistosa. Mucho más nutritiva. Incomparablemente más digestiva.

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